
Y el alcázar abarca el universo
Y no tiene ni anverso ni reverso
Ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
Que tercamente se bifurca en otro,
Tendrá fin. Es de hierro tu destino
Como tu juez. No aguardes la embestida
Del toro que es un hombre y cuya extraña
Forma plural da horror a la maraña
De interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
En el negro crepúsculo la fiera."
Y si, me miraste y con un parpadeo me hiciste entender que nada entendías. Pero a pesar de todo, estabas ahí, como estuviste siempre, en cada una de las vagas corazonadas que mi corazón agita. Ya nada mas podía pedir, rodeada de voluntad, cariño e intriga. No sabia como iba a terminar esa tarde que caía suavemente sobre el barrio de Palermo, solo sabia que si estábamos ahí era porque algo predijo que así debía ser. Y es hoy, que agradezco cada sonrisa como si fuera el acto mas divino de los dioses. Algo tan simple, a mi me hizo tan feliz. Ahora y siempre, por y para siempre, como siempre, vamos juntos por el mismo camino cercado de flores. Con algunas lloviznas que dificultan la caminata, pero siempre mirando adelante, como las grandes uniones. Arriba de la montaña espera la mas placentera de las épocas, aun oculta entre la bruma, tan distante pero tan certera. Al final, esta la felicidad. No se a ciencia cierta que nos depara el destino, no se que va a pasar dentro de un par de meses, no se nada de nada. Lo único que si te puedo asegurar es que vamos por todo y mucho mas.
Por eso, y por nada, por la retorica teoría que nos rodea, y por las vanalidades del día a día, sos mi brújula en ese camino tan negruzco. Sos una parte de mi alma en un cuerpo totalmente enajenado al mio. Sos mi mejor amigo.
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Gentes que dejaron su marca.