viernes, 10 de febrero de 2012

Ayer encontré una Rosa.


Ayer encontré una Rosa. Una rosa que lleva tu nombre en el quinto pétalo. Una rosa que huele justo como olías tú. Una rosa que si la miras durante un tiempo, sin pausas, sin prisas se puede ver tu rostro. Una rosa color rojo, rojo como tus labios. Rojo como la pasión. Nuestra pasión, y de nadie mas.

Esa rosa, me la regalaste, me la regalaste hace exactamente un año. Esa rosa conserva tus huellas digitales, por eso, aun no me atrevo a tocarla. No quiero profanarla, no quiero profanarte a ti, que vives en esa Rosa color rojo. Roja muy roja. Incluso más roja que cualquier otra rosa. Tan roja que a veces se torna negra. Si me pierdo, si te pierdo, te encuentro en esa Rosa, esa rosa roja que a veces es negra.

Esa rosa, me canta canciones de cuna, de manera muda. Claro, las rosas no hablan, no le hablan a nadie más que a mí. Pero esta no es cualquier rosa, es la que me regalaste hace un año. La rosa no tiene perfume, o quizás yo no tengo olfato. Quizás tú te llevaste su perfume, para no olvidarla, para no olvidarme a mí. O quizás te llevaste su perfume, para que yo no te recordara, pero como ves, vagas por cada recoveco de mi habitación. En mi rostro se vislumbra tu alma.

En la oscuridad la rosa brilla, cuando es roja, no cuando es negra, seria raro que se viera de ser así. La oscuridad es negra, la rosa tal vez. Mi amor es grande, el tuyo tal vez. Mi corazón te hizo un refugio. Para que no te ataquen las tormentas. No te atacan allí, porque estas el refugio. No te puedes ir muy lejos, pronostican lluvias, mejor, quédate en mi corazón, donde te construí un hogar. No muy grande, claro. Es pequeño, lo suficientemente espacioso para que entremos los dos. Y si quieres tu solo. Sin mí. Como ahora. Vete y déjame ir. Vete con el viento, con la tormenta. Pero déjame ir a mí. Estoy atada, no creo poder salir jamás. Tampoco creo querer salir de ti, si es que ahí estoy.

Derramo lágrimas, lagrimas color rojo, como la rosa. Derramo bella poesía por mis poros, para regalarte. Derramo amor, que era para ti. Y miro a mi costado y no estas. Y miro a mí alrededor y no estas. Y miro al abismo que nos separa y aun sigo sin verte. ¿Acaso te has escondido? Este juego ya no es gracioso, no para mí. Si tu te ríes, entonces estará bien, pero como no puedo verte entonces no se si lo estas haciendo.

Se que volverás, lo prometiste. Mi miraste a los ojos, y dijiste que volverías, mientras me dabas la rosa que no es ni roja ni negra ahora, sino gris.

La Rosa tiene mi vida, la rosa eres tu. La rosa soy yo, o lo que queda de mi reflejado en un tallo sin pétalos.  

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