Ayer encontré una Rosa. Una rosa que lleva tu nombre en el
quinto pétalo. Una rosa que huele justo como olías tú. Una rosa que si la miras
durante un tiempo, sin pausas, sin prisas se puede ver tu rostro. Una rosa
color rojo, rojo como tus labios. Rojo como la pasión. Nuestra pasión, y de
nadie mas.
Esa rosa, me la regalaste, me la regalaste hace exactamente
un año. Esa rosa conserva tus huellas digitales, por eso, aun no me atrevo a
tocarla. No quiero profanarla, no quiero profanarte a ti, que vives en esa Rosa
color rojo. Roja muy roja. Incluso más roja que cualquier otra rosa. Tan roja
que a veces se torna negra. Si me pierdo, si te pierdo, te encuentro en esa
Rosa, esa rosa roja que a veces es negra.
Esa rosa, me canta canciones de cuna, de manera muda. Claro,
las rosas no hablan, no le hablan a nadie más que a mí. Pero esta no es
cualquier rosa, es la que me regalaste hace un año. La rosa no tiene perfume, o
quizás yo no tengo olfato. Quizás tú te llevaste su perfume, para no olvidarla,
para no olvidarme a mí. O quizás te llevaste su perfume, para que yo no te
recordara, pero como ves, vagas por cada recoveco de mi habitación. En mi
rostro se vislumbra tu alma.
En la oscuridad la rosa brilla, cuando es roja, no cuando es
negra, seria raro que se viera de ser así. La oscuridad es negra, la rosa tal
vez. Mi amor es grande, el tuyo tal vez. Mi corazón te hizo un refugio. Para
que no te ataquen las tormentas. No te atacan allí, porque estas el refugio. No
te puedes ir muy lejos, pronostican lluvias, mejor, quédate en mi corazón,
donde te construí un hogar. No muy grande, claro. Es pequeño, lo suficientemente
espacioso para que entremos los dos. Y si quieres tu solo. Sin mí. Como ahora.
Vete y déjame ir. Vete con el viento, con la tormenta. Pero déjame ir a mí.
Estoy atada, no creo poder salir jamás. Tampoco creo querer salir de ti, si es
que ahí estoy.
Derramo lágrimas, lagrimas color rojo, como la rosa. Derramo
bella poesía por mis poros, para regalarte. Derramo amor, que era para ti. Y
miro a mi costado y no estas. Y miro a mí alrededor y no estas. Y miro al
abismo que nos separa y aun sigo sin verte. ¿Acaso te has escondido? Este juego
ya no es gracioso, no para mí. Si tu te ríes, entonces estará bien, pero como
no puedo verte entonces no se si lo estas haciendo.
Se que volverás, lo prometiste. Mi miraste a los ojos, y
dijiste que volverías, mientras me dabas la rosa que no es ni roja ni negra
ahora, sino gris.
La Rosa tiene mi vida, la rosa eres tu. La rosa soy yo, o lo
que queda de mi reflejado en un tallo sin pétalos.
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Gentes que dejaron su marca.