Abro mi corazon, lo invito a pasar. "Señor Amor, ¿se le ofrece algo?" pregunto con curiosidad. Él se sienta, y ojea una revista, una revista, que hace muchos años leí. Fija sus ojos en mi y me pide algo para beber.Le sirvo agua, pero no la acepta, solo quiere un trago de Wisky. Nuevamente, su mirada se detiene en mi. "Sabes, yo no conocí ni conoceré el amor, aunque suene irónico" me dijo con voz tenue. Asombrada, pregunto "¿Por que?" pero sin interés en contestarme, continua su relato. "Yo mismo me encargue de separar a las dos familias mas importantes de la literatura, de crear el mas imponente de los musicales e incluso de desatar, la tan afamada Guerra de Troya. Entonces, si fuí capaz de dar origen a todos estos fenomenos, ¿no crees que pueda ser yo quien los destruya? Ahi, es cuando entra en juego mi otra mitad, el Odio. Somos dos caras de una misma moneda. Nos fundimos, nos deseamos, yo vivo por él, y él por mi." Mi cara de asombro no pudo gesticular otra cosa mas que una sonrisa.
Se levanto del Diván en el que estaba sentado. "Prometo que volveré" fueron sus últimas palabras. Me beso la mejilla, y se fué.
"Parecía que el drama la llamaba. Se complicaba eternamente a la hora de escribir, imitando las vueltas laberínticas de Borges, pero con una vulnerabilidad que él nunca había podido plasmar. Dejaba el alma en el papel, y algo más, también algo más que no podía precisar; pero que llenaba sus textos de mística. Resultaba difícil comprenderla. Pero cuando la entendía, cobraba en mi cabeza un sentido sobrenatural. Como un bonus internacional, la llamaba mi Ángel de la Música. Y la amaba."
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Gentes que dejaron su marca.