lunes, 28 de noviembre de 2011

Se entrelaza con la luz para soportar la oscuridad. Se vuelve incandescente, lucha, corre, vuela, quiere salir. Se ahoga por momentos, y respira por otros. No ve nada mas que un extraño faro gris al final del camino. El humo le entra por los poros, lo posee. El aire es denso. De repente, se ve envuelto en una vorágine espantosa, se siente inmóvil, cada tejido de su organismo esta estático, petrificado. Cierra los ojos, parpadea unas tres o cuatro veces. Cuando se reincorpora se ve encerrado, se siente dentro de algo así como un presidio lúgubre, un paisaje tétrico que creía, tal vez, que lo había visto antes. Sus ganas de seguir recorriendo este insólito lugar se atenuaban proporcionalmente con su sollozo. Un voz en su interior lo fuerza a arrojarse al vació. Y eso es lo que hará.

1 comentario:

Gentes que dejaron su marca.